tras el tren que siempre se escapa
cansado de tanto grano
de arroz pasado
de abrasarme al sol
que menos calienta
harto de ser un cero
en cualquier posición
y de ir con quien voy
para ser como era:
Un pajar
en el ojal
de una aguja,
un descosido y un roto,
un agua que no has de beber
estanca de podredumbre,
viejo como el diablo
reventando de astucia
en este infierno.
Y sí, sí es oro todo lo que reluce
en esta inmensa oscuridad.
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