Monday, March 07, 2011

BLACK, BLACK, BLACK


La joven profesora universitaria a través de un lenguaje generoso en palabras cultas; nos regala a partir de sus 300 páginas, una novela policíaca con mucha intriga, nostalgia, ficción... Una de mis metas en la vida es aprender a perder el tiempo sin culpabilidad. Una manera moderna de enfocar la novela negra con retoques clásicos, con una base fundada en los escritores típicos de este genero que no morirá nunca. Niños con carita de enfermos del higado. Toda el nudo de la trama, con trucos ficticios (El diario de luz) se resuelve en las últimas páginas. Una historia atípica donde el detective es un cuarenton maricón perdido que se enamora del posible asésino, un joven colecciónista de mariposas esmirriado, flacucho y pálido. Piedad nos mira con dos ojos que me recuerdan los botones del abrigo de mi madre: pueden descosérsele de la cara en cualquier momento. Cargada de un fuerte mensaje contra los prejuicios: moros como principales sopechosos, ancianos cargados de dependencias, mujeres neuróticas por la menopausia, típicos vigilantes de seguridad. Unos muslos recorridos por arañas vasculares. Finalmente, el enigma lo resuelve la ex del prota, una cojita cuarentona e inspectora de hacienda. Un entretenido libro que nos devuelve a la memoria, momentos tan inolvidables como los que evocan melodías abandonadas: la del Antón Pirulero y la viudita del Conde Laurel.

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