Wednesday, May 12, 2010

CULO

La singularidad del trasero humano, único entre todas las especies animales y más prominente en las mujeres que en los hombres, ha sido objeto de numerosas especulaciones.
Sugieren unos que las nalgas femeninas se desarrollaron para atraer sexualmente al macho de la especie, y otros que se engrosaron para comodidad de la hembra desnuda, que necesitaba una protección almohadillada para permanecer sentada durante mucho tiempo.
Más extraordinaria es la explicación del jesuita Spiegel, quien sostenía que las nalgas le habían sido dadas al hombre para que, al poder sentarse cómodamente, se dedicara con mayor facilidad al estudio de las cosas divinas.

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