Con razón dicen algunos que el recto es el camino más rápido para encontrar la felicidad. Nunca olvidaré aquella chica y su lindo sexo de muñeca con la que estuve saliendo en el Verano del 94.
Al principio me resultaba extraño acariciar su pubis y no encontrar bello, ni pliegues húmedos y apellejados; liso y no horadado como el tacto de la porcelana. Una deformación de nacimiento que la hacía algo especial, supliendo en creces con el resto de su cuerpo en compensación :Unos turgentes y espectaculares senos, una figura de contornos cálidos y refinados, una boca sensual, unos ojos de ensueño.
Recuerdo con nostalgia cuando me envolvían sus brazos y me sumergía en su regazo ardiendo de pasión, como me daba su espalda buscando con sus nalgas mi entrepierna enardecida, aventurando mi miembro por aquella deliciosa gruta, entre susurros de placer y retorcidos espasmos.
-Me encanta tu cosita, es ideal para mi... no me hace nada de daño... Ummhh..! Solo placer.
Finalmente, se fue, como el verano, dando paso a un otoño gris y frío, presagio de un invierno austero y desolado.
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