Suena el teléfono. En el visor del aparato figura en letra gótica el siguiente enunciado:
"Última Llamada"
Nada más descolgar el celular, se arrepiente, un fuerte hedor a ajo inunda el auricular.
-Sí, diga... El mismo... ¿Cómo dice...? Mire, no tengo humor para estas gilipolladas... Me parece muy fuerte lo que me está contando... ¿Qué si tengo algo de que arrepentirme...? Le voy a colgar, no estoy dispuesto a perder más tiempo... Debe tratarse de una broma. ¿No...? ¡Cómo que si corto la comunicación habrá terminado todo...! ¡Pero usted de qué va...! ¿La muerte...? ¡Deje ya de poner esa tenebrosa voz, no intimida a nadie...! Sí... Sí... ¿Cómo sabe usted eso...? No... Vale... ¿Y qué tengo que hacer...? Qué... Que no hay tiempo... Sí... Como usted diga... ¿Inescrutable...? Vale, adiós... Hasta ahora... ¿Cómo...! ¡No...! ¿Puede repetir...? No, el mío es 35, no acaba en 85... Sí... 236.485... Sí... Compruebe, tranquilo... ¿Un error...? ¿El sistema informático...? Vale, no pasa nada... Venga, sí... De acuerdo... Ya nos veremos... Venga.
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