CARTA PARA LUCÍA

Hay que ser osado para publicar en un artículo, que los mayas (en minúscula) predijeron el fin del mundo debido a la desaparición de la verdad y la belleza, con motivo de un cese en el enriquecimiento de algunos artistas, teniendo que abandonar su trabajo para dedicarse a fregar suelos, repartir butano o expender gasolina.
Me parece de un grosero soez, citar a Mozart, Bach, etc... con la coletilla de "Ah... No sabes ni quienes son" , porque una persona, no artista, de esas que a duras penas llegan a fin de mes, que trabajan ocho horas; puedan disfrutar de la música de su grupo preferido bajándoselo de Internet, y que en la tienda te costaría 18 euros. Qué pena, cuando vaya a realizar un concierto, el artista, ya no podrá exigir que en la suitte de su hotel haya papel higiénico con aroma de Chanel nº5, ni podrá presentar su nuevo libro alquilando el Gran Liceo y dejando entrar sólo a algunos, ni podrá implantarse un tabique nasal de platino para seguir metiéndose los beneficios de su arte por la "tocha" (algo parecido a la crisis del ladrillo y su inflación).
Supongo que todo el mundo sabe quienes son Antonio Machado y Kafka, por poner un ejemplo, el primero maestro de escuela en un pueblecito de Soria y el segundo funcionario sin recortes.
Así mismo, me parece insultante lo de "tienes bibliotecas que nunca has pisado", no sé si es que la chica esta del articulo "Otra carta para Jenny" quiere convertirse en la Risto Mejido de las letras, si es así, le falta un poco de clase. Lo de nombrar a su hija (que no es la primera vez) en sus vericuetos argumentales, es algo inefable, una pena, que hayas personas en este mundo que no puedan elegir a sus padres.
Yo también soy escritor no profesional, he auto-editado varios libros, escribo canciones, toco la guitarra; y trabajo ocho horas al día, y estoy a favor de la libre divulgación de las obras de arte. Ya es suficiente que cueste dinero alimentarse, un alojamiento, la enseñanza, etc...
De todas formas, no creo que nadie pierda el tiempo en bajarse su obra por Internet, y si alguien osa, no creo que se la lea, al menos entera. Y yo seguro que no soy de la generación de Jenny, Lucia Etxebarría; ni del pasota de su novio.