Una estrella fugaz

Cuando uno se deja arrastrar por el hilo que teje de fantasías las musarañas y construye un enorme palacio de cristal suspendido en el limbo del inconsciente, henchido de ilusión y de pasiones, de miedos. Una fortaleza iluminada de mágicos colores, de dulces vericuetos, adornado entre los caprichosos designios de las insolentes musas y embriagado con el filtro de una deliciosa ambrosía ... En ese momento, cualquier semidios o superhombre, puede besar con sus labios el cielo.
La mágica fricción de uno de esos besos puede hacer saltar una chispa, esa chispa se puede convertir en una estrella. Esa constelación puede permanecer siglos y siglos suspendida, iluminando el rostro de la bella luna, o bien puede arrojarse caprichosa al vacío, fugaz, y desvanecer una radiante y calurosa noche de verano ante los ensoñadores ojos de una pareja de enamorados, que al azar y entrelazados, en un suspiro al unísono lanzado al viento: Piden un deseo.
El arcano mito de los presagios, dice, que si ambos deseos coinciden, el sueño se hará realidad:
El deseo de él: “...que por favor no me echen del trabajo, que me den otra oportunidad. Que tengo muchos problemas... ¡Que por eso “me echao a la bebía”!.. Pero ya lo voy a dejar... ¡Lo juro!.. Y las putas maquinitas también... Las cosas empezaron a salirme mal... Yo no tomaba... Me echaron de casa; encima tengo que pasarle a mi ex por las niñas casi la mitad de mi paga... Y luego, ese chulo de mierda le hace el amor en mi propia cama... ¡No me pueden echar de la obra! ¡Por favor!.. Y la bebida... Me quitaron el carné... En la trifulca acabé detenido por pegarle a los guardias...Ahora me condenarán... Me embargarán la cuenta... Y ésta se ha “quedao preñá”... ¡Es una coneja!... Tiene tres niños de su anterior pareja, el “menda” que se los hizo, desaparecido en combate... Y lo peor de todo es el dinero que le debo al camello por la “farlopa”... ¡Me anda buscando!... No tengo cuerpo para ir a trabajar... ¡Me quieren echar de la obra!..”
El deseo de ella: “...que siempre seamos tan felices...”