
Tiene que ser niña, busco una hoguera de llamas encendidas, siete saltos, estoy agotada, una espurna me ha quemado el tobillo: será niño. Busco siete piedras, las estrello con fuerza contra el mar, para que nazca incólume, sano, le doy en la cabeza a un bañista, tengo problemas. Desentierro siete conchas, me pincho los dedos con un cristal, las lanzo al aire, si planean, será ágil como el viento, una tras otra, siete. Escribo su nombre sobre la orilla, siete veces barrido por la espuma: Jesús, como la Virgen María, por la pureza sin mancilla...
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