Si entras en el juego del tropo o la vida
y forjas con metáforas una salida
de puertas a dentro
palabras manidas,
no hay veneno más mortífero que la sangre
ni elixir tan voraz como el agua de los manantiales,
el hombre es la metonimia del cosmos
el sol una sinécdoque que abrasa dando vida,
no hay profundidad ni ritmo
¿Rima? ¡Para qué!
El espejo del alma
cristales rotos,
funambulistas del predicado
ínclitos grafemas enarbolando paraísos arrebatados,
qué tiene la verdad que no seduzca una mentira
la realidad es una ficción sulfatada de espermicida
La belleza, esa efímera patina pusilánime anodina,
Si tiras tus cartas
vences
se termina la partida.
No olvides que
la muerte siempre tiene marcada la baraja.
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