Me he visto forzado a un parón en mi actividad blogetera, no debido al habitual uso de las vacaciones veraniegas, ni tan siquiera a un pequeño respiro. Considero mi frenética afición a escribir algo tan necesario para mi desarrollo vital, que una pausa sería un revés estrepitoso y desagradable. El motivo de este lapsus no ha sido otro que la reescritura de mi primera novela. Ya la tengo lista y, de nuevo me lanzo al ataque, no sin antes decir, que no puedo hacer mención de ella, ya que sería muy osado por mi parte desvelar el contenido de una obra que próximamente será un éxito literario aplastante. De no ser así, es que todo el mundo se equivoca, como antes se equivocaron con Cervantes, Fitzgeral y otros que no gozarón del éxito, hasta que los gusanitos los deshacieron en millonésimas partes.
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