-Deme usted un beso de libertad con su boca alambrada, Srta. Brackets.
-De ningún modo, Sr. Herpes, tiene usted la comisura de los labios llena de pústulas.
-Un beso de amigos, Srta. Brackets, en la mejilla. Quiero sentir la herrumbre de su dentadura derrumbando mi incólume intransigencia.
-Pero usted y yo no somos amigos, Sr. Herpes. Yo jamás entablaria amistad con un conservador.
-Deme usted una oportunidad, quiero volver a empezar; renacer.
-Pues ahí va, confórmese con uno al aire: ¡Muuuuaaaaaa....!
Y el beso al verse lanzado, se creció impulsado por el viento, convirtiendose en un pequeño torbellino alentado por el acero de los brackets, propiciando un emergente huracan que arrasó derrumbando a su alrededor, infinitud de murallas y prejuicios.
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