Hay algunos escritores que se vacían antes que otros. El Fernández es un físico al que habría que comparar con un chupito de orujo, un sabor fuerte pero breve. Se ha vaciado en sus primeras obras, y no es con motivo de haber recurrido a espejo y semejanza del libro de un genio. Incluso para plagiar tienes que estar sembrado. Su rigor poético busca el inalcanzable condominio de los dioses. Su prosa, aunque con carácter, se halla mermada de recursos ingeniosos, te sorprende en algún texto pero de manera bastante previsible. Que preciosas son todas las farmacéuticas. Se puede leer, pero nada que ver con su trilogía nocillera. No se puede escribir por escribir, para hacerlo hay que sentirse escritor, poeta, lápiz, papel, impresor, editor, etc,etc... Descubrió también la mayonesa con pepinillos, y un pan de molde mejor que el Bimbo de España.
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