Friday, August 27, 2010

EL DONUT

¿Quién habrá sido el osado truhán que ha plastificado en cautiverio los donuts? ¿Cómo se ha atrevido a perpetuar tan maléfica y devastadora acción? Durante años, el donut, libre de todo embalaje, ha inundado nuestro paladar con su deliciosa textura sin parangón, culminando un sabroso e inigualable rosco: dulce, esponjoso y fresco. Ahora, dentro de su insípida mortaja de celofán, nada es igual; reseco, mustio, apelmazado. El donut nunca volverá a ser aquel caprichoso maná matutino del desayuno, ese broche repostero y vespertino para merendar. ¡No más donuts en cautiverio! Libre y sueltos en sus cajas por docenas, a diario; con esa patina seductora, ese brillo deleitoso y seductor de antaño que tanto anhela nuestra memoria gustativa.





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