¿Quién habrá sido el osado truhán que ha plastificado en cautiverio los donuts? ¿Cómo se ha atrevido a perpetuar tan maléfica y devastadora acción? Durante años, el donut, libre de todo embalaje, ha inundado nuestro paladar con su deliciosa textura sin parangón, culminando un sabroso e inigualable rosco: dulce, esponjoso y fresco. Ahora, dentro de su insípida mortaja de celofán, nada es igual; reseco, mustio, apelmazado. El donut nunca volverá a ser aquel caprichoso maná matutino del desayuno, ese broche repostero y vespertino para merendar. ¡No más donuts en cautiverio! Libre y sueltos en sus cajas por docenas, a diario; con esa patina seductora, ese brillo deleitoso y seductor de antaño que tanto anhela nuestra memoria gustativa.Friday, August 27, 2010
EL DONUT
¿Quién habrá sido el osado truhán que ha plastificado en cautiverio los donuts? ¿Cómo se ha atrevido a perpetuar tan maléfica y devastadora acción? Durante años, el donut, libre de todo embalaje, ha inundado nuestro paladar con su deliciosa textura sin parangón, culminando un sabroso e inigualable rosco: dulce, esponjoso y fresco. Ahora, dentro de su insípida mortaja de celofán, nada es igual; reseco, mustio, apelmazado. El donut nunca volverá a ser aquel caprichoso maná matutino del desayuno, ese broche repostero y vespertino para merendar. ¡No más donuts en cautiverio! Libre y sueltos en sus cajas por docenas, a diario; con esa patina seductora, ese brillo deleitoso y seductor de antaño que tanto anhela nuestra memoria gustativa.
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment