
Los perros fieles se encuentran muy extendidos por toda la urbe, como una plaga, en las fabricas, en las escuelas, en los centros de trabajo; son los que se creen los dueños de la empresa, los que nunca ven la hora de plegar, los que se deshacen en babas ante la "pichaelamo", los que se llevan la faena a casa. Inevitablemente, nadie puede erradicar la presencia de estos sujetos en la cotidiana vida laboral, son prescindibles en una sociedad llena de fueros como ésta, por eso, hay que aprender a convivir con ellos, como la irremediable fístola que con el transcurso del tiempo se va convirtiendo en pertinaz hemorroide.
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